lunes, 15 de diciembre de 2014

Más unitarios, menos federales

Por Juan Carlos Tomasetti.
Observaciones al centralismo porteño, a partir de un caso como la expropiación de la Confitería del Molino con dineros federales.

7 de diciembre de 2014
 
 
Un ciudadano que hoy vive en esta Capital Federal, y que vino hace 35 años desde un lejano pueblo del interior en una provincia del norte, me interpeló con la siguiente afirmación: “¿Cómo puede ser que muchos argentinos que actualmente habitan muchas localidades de las provincias de nuestro país y que seguramente nunca podrán venir a Buenos Aires, ya que sus ingresos son destinados necesariamente a gastos de consumo, por los que tributan el impuesto al valor agregado, terminen aportando a la expropiación del edificio de (la exconfitería) El Molino, que seguramente nunca van a ver”. Se preguntaba si no sería más justo que la expropiación y los gastos de restauración, fuesen soportados por los habitantes de la Capital Federal, cuyos ingresos mensuales son mayores y además son quienes la van a disfrutar en sus posibles periódicas visitas.

“Muchos provincianos nunca la visitaran y unos pocos solo circunstancialmente”, decía.

Me recordó también que la Constitución Nacional dice que “la Cámara de Diputados se compone de representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias, y de la ciudad de Buenos Aires, y que el Senado Nacional se compone de senadores elegidos en forma directa en cada provincia, y en la ciudad de Buenos Aires.

Me recordó que hay 301 legisladores nacionales que son provincianos y 28 capitalinos.

Ello me obligó a reflexionar que seguramente este argentino pensaba que los fondos para esa expropiación debían obtenerse desde la participación de fondos que recauda la Nación y que periódicamente recibe la Ciudad de Buenos Aires, como todas y cada una de las provincias, según el artículo 75 de la Constitución Nacional. Distribución que entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires, se efectuará en relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional.

Mi opinión es que en este tema y en muchos que se plantean y resuelven periódicamente desde nuestro origen como Nación, salvo momentos excepcionales, lo accionamos y resolvemos con precisos criterios centralistas priorizando la Ciudad de Buenos Aires, en desmedro del interior del país, especialmente cuando se tratan de decisiones en temas de las finanzas públicas, podríamos detallar un universo bastante amplio, en obras, servicios, etc.

Un actual ejemplo elocuente es el de los subsidios a los servicios públicos, y etc… Las resistencias y obstáculos que se opusieron a los 48 proyectos y que se oponen siempre al traslado de la Capital, son un buen ejemplo de la anterior reflexión.

Por ello acompañamos al presidente de la Honorable Cámara de Diputado, doctor Julián Domínguez, y a su fuerza provinciana, en su propuesta de traslado hacia el interior del país de nuestra Capital Federal. Muchos argentinos esperamos que esta vez logremos ese objetivo republicano y federal que será justicia.

También, razones, de calidad de vida, sociológicas, económicas, geográficas, estratégicas, y otras, exponen los estudiosos en la materia para fundamentar , ese traslado.