lunes, 23 de mayo de 2011

Sobre la Democracia de candidatos

En los tiempos que nos toca vivir, asistimos a un extraño espectáculo: Los medios y la práctica de la política actual ha reemplazado a la Democracia de partidos en la Democracia de candidatos.

Han sido reemplazados del ojo público los programas de gobierno, las plataformas proselitistas...y quizás - y esto es lo más grave -, los postulados ideológicos de los partidos, han quedado atrás, en pos de la mera imagen.
Considero que esta ponderación excesiva del candidato por encima del partido implica reforzar la imagen del "caudillismo mediático"; dándole una impronta determinante a la hora de medir el caudal de votos. Un sistema de partidos personalista, atenta contra la estabilidad del sistema. Si las decisiones se concentran en una sola persona, se pierde la esencia democrática, pluralista y participativa que, por definición, encarnan los partidos políticos.
Con partidos fuertes, donde existe el recambio periódico de autoridades, y los integrantes (o afiliados) ejercen participación permanente, se dota a los partidos de una legitimación (en tanto detentadores del poder) mucho más real y, por qué no, se les otorga una competitividad natural, en términos programáticos e ideológicos. El recambio, la democracia interna, la toma de decisiones de manera colectiva, deben ser la base de cualquier sistema de partidos. La previsibilidad en un sistema se da cuando las opciones están claras sobre la mesa, y el elector sabe, o puede conocer dónde un partido determinado se orienta ideológicamente. Desde luego, se requiere compromiso partidario y una activa participación ciudadana para dotar a los partidos de un poderoso componente social.

Esa es la tarea pendiente.